04 julio 2011

Mi vida "privada" es pública

La necesidad de mostrar tu vida entera a todos


Cada vez se controla menos el tiempo invertido en redes sociales, cuando la persona debe ser el "amo y señor" de la tecnología ¿Qué quiere decir? Que nosotros tenemos que llevar las riendas del de nuestras redes sociales y no que seamos personas que se dejan llevar por esta moda.

Y puede sonar un poco 'exagerado' lo que comento, pero llega a ser cierto. Lo podemos notar en la dependencia al Facebook de quien al despertar revisa su perfil, durante todo el día está conectado y en la noche - al momento de descansar - sigue atento a las últimas novedades. Quien no esté en la capacidad de decir (o hacerlo): "hoy no voy a revisar mi Facebook o Twitter" está empezando a depender su vida de redes sociales. 



La persona es una sola; es decir, no tiene distintas personalidades en un solo ser, no crea máscaras dependiendo de las situaciones o tiene facetas según la personas con la que interactúa en un momento. Es una sola y es así como vive íntegramente, siendo ella misma en todo momento y en todo lugar. Partiendo de esto, podríamos deducir que uno es profundamente uno mismo en su vida privada y en su vida pública. Son dos aspectos que no se pueden disociar. 


¿Y cuál es el inconveniente? Es normal - e incluso necesario - que las personas conserven y mantengan el estatus de su vida privada como tal. Hay ciertas cosas de mi que yo puedo hacer público, hay otras que pertenecen a la esfera de lo privado (Ej. problemas familiares, decepciones amorosas, inconvenientes laborales, etc.) que - si bien es cierto la persona es libre de publicar aquello que quiera - deja entrever un aspecto que se debe atesorar como privado y personal. (Estoy seguro que muchas esposas/os no les gustaría que su pareja publique todos los problemas que tienen en su relación).

"Antes uno pensaba qué fotos 'colgar', ahora se suben casi todas las fotos y se piensa cuáles no 'publicar' "

Si alguien publicase todo aquello que le sucede en el día, ¿qué guarda para sí mismo?, ¿qué puede atesorar que nadie más sepa o tenga?. Y es que existe detrás una intención de querer - desear - que todos sepan qué me ocurre, cuándo me ocurre, dónde me ocurre y cómo me ocurre. Ahora, no sabemos si es que los demás (amigos, fans, seguidores, etc.) quieran necesariamente saber todos esos detalles. ¿O sí?

Esto se puede notar con un ejemplo sencillo. Cuando recién se creo el Facebook (o cualquier otra red social) la 'subida' de fotos era lenta y tomaba tiempo, se tenía un máximo de 60 fotos por álbum. Ahora, subir fotos es más rápido que antes, el límite de fotos ha aumentado en casi 330%. Antes uno pensaba qué fotos 'colgar', ahora se suben casi todas las fotos y se piensa cuáles no 'publicar'. 

Nos damos cuenta principalmente en los perfiles de fotos de mujeres . La fiesta del día anterior, la reunión con los amigos, el último viaje, etc. ¡Todo está colgado! Más cuestionante aún es que esas fotos se suben llegando a la casa luego de la fiesta, no hay tiempo para descansar.

En otras palabras, más de lo que ponemos en nuestras redes sociales (que son públicas) es cada vez menos privado porque la misma dinámica social invita a participar demostrándose a uno mismo. La responsabilidad está en que sepamos administrar bien nuestra vida social en estas redes y aprendiendo a atesorar que nuestra vida privada es privada por un sentido en particular. 

¿Cuál es la recomendación? El tener un uso mesurado de las redes sociales y que éstas no se conviertan en mi manera de comunicar mi vida. Son una extensión que ayudan en muchos casos pero no debe llegar a suplantar el compartir natural entre personas llegando a distorsionar el sentido propio de lo que es la vida privada. 

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