20 septiembre 2011

¿Los líderes de opinión deben ser objetivos?

Entre los intereses y la verdad


Los consumidores de noticias estamos acostumbrados a recibir información de los medios sujeta a la línea editorial de la empresa. Vemos a los conductores de noticieros leer noticias y en otros casos - más interesantes aún - comentarlas o criticarlas. 

Sin embargo, existe un canal de información que llega a ser, en algunas ocasiones, más influyente que el tradicional: el líder de opinión. El KOL (Key Opinion Leader) o LDO (Líder de Opinión) como quieran llamarlo; es una persona que influye dentro de la agenda setting de los medios y del quehacer nacional. 



Por su trayectoria profesional, experiencia o conocimiento, el LDO puede llegar a determinar el enfoque que se le da a un hecho noticioso. Cuando éste no trabaja en un medio, no se guía por líneas editoriales o intereses empresariales, no le tiene que reportar a ningún jefe; su única línea de pensamiento es la personal. 

Como cualquier persona estamos sujetos a nuestra subjetividad. Las actitudes y costumbres son forjadas por las experiencias, pero la subjetividad está en función a la objetividad. Los filósofos determinan la objetividad como el estudio del objeto en sí mismo, aislando los pensamientos o sentimientos del hecho concreto. Por ejemplo, podríamos decir que objetivamente uno está parado o sentado; y subjetivamente que uno está mal parado o bien sentado. 

"Los filósofos determinan la objetividad como el estudio del objeto en sí mismo, aislando los pensamientos o sentimientos del hecho concreto"

Aquí se presenta la disyuntiva y discusión: ¿Deben los líderes de opinión ser objetivos al emitir opiniones o posturas? Por un lado la opinión es libre, no se puede forzar a emitirla de una manera determinada; por otro lado, al emitir la opinión ésta llegará a un público expectante por conocer una idea o postura a la cual adherirse.

Imaginemos que un influyente periodista es invitado a un noticiero para hablar sobre un futuro contrato de explotación de tierras en el Perú. El proyecto es positivo legal y socialmente, pero el periodista tuvo unos percances con los directivos de la corporación por unas investigaciones que realizó años atrás. El periodista tiene dos opciones: orienta su postura en contra de la empresa mostrándose escéptico con el proyecto y dando información a medias; o, a pesar de los problemas, realiza un análisis objetivo de la situación para dar un comentario acorde a la realidad del proyecto.

Todos somos responsables de lo que decimos o hacemos; más aún si nuestros comentarios influyen y pueden generar actitudes y/o promover tendencias. ¿Es más responsable un líder de opinión objetivo frente a uno que, aprovechando su situación de líder, emite opiniones que no reflejan la realidad? ¿Qué tan negativo puede ser que un líder de opinión emita apreciaciones personales y las entregue al público como hechos reales, cuando no son así?

Este tema es un muy extenso para abordar. Estoy seguro que lo seguiré haciendo en otros artículos. Por ahora, está abierta la discusión y diálogo.


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